Según el DSM-IV; que es un manual donde se recoge los criterios utilizados por psiquiatras y psicólogos de todo el mundo, para diagnosticar cualquier enfermedad mental, la crisis de pánico es un episodio de ansiedad aguda, con miedo o malestar intenso, acompañado de alguno de los siguientes síntomas: palpitaciones, sudor, temblores, sensación de ahogo o de atragantamiento, nauseas, mareo, miedo a morir o a volverse loco y percepción de las cosas o de uno mismo de forma extraña. Suele aparecer bruscamente y alcanza su máxima expresión en los primeros 10 minutos.
La crisis de pánico no puede ser debida a los efectos directos de una sustancia, ni a una enfermedad médica ni puede explicarse mejor por la presencia de otro trastorno psicológico como por ejemplo la fobia social.
Estas crisis de pánico son bastante frecuentes en la población general.
Si estas crisis o también llamadas ataques de pánico o de angustia se dan varias veces y la persona que las padece tiene inquietud o preocupación por sus consecuencias, por ejemplo, sufrir un infarto, volverse loco, etc.., y cambia su comportamiento se puede decir que tiene un Trastorno de Pánico.
En algunas situaciones, los ataques de pánico se ven complicados con la agorafobia: que es la aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso) en caso de sufrir un ataque de angustia. Las situaciones agorafobicas más comunes son: permanecer solo fuera de casa, estar en aglomeraciones, hacer cola o viajar en autobús, tren o avión.
Si consideras que te ocurre este trastorno de ansiedad, sería recomendable que buscaras la ayuda de un profesional de la salud mental, que te enseñe a superarlo.
Es importante que sepas que los ataques de pánico no van a producirte ninguna lesión coronaria, ni hacer que pierdas la razón. Son muy molestos y desagradables, pero no vas a morir por ellos.
La terapia cognitivo-conductual que realizo en mi consulta a los pacientes que tienen este problema, consiste en enseñar una serie de pautas y técnicas de autocontrol emocional y exponer poco a poco a esa persona a situaciones que evita por temor a sufrir alguna crisis. De esta manera, consigue volver a realizar una vida normal.
Además, el pronóstico de este trastorno de ansiedad al seguir una terapia cognitivo-conductual es muy bueno, obteniendo resultados positivos en la mayoría de los casos tratados.