Empezaré este artículo dando algunos datos importantes: en España alrededor de un millón y medio de personas sufren a lo largo de un año algún tipo de trastorno depresivo. Pero tan solo un 25% de los casos de depresión es diagnosticado y tratado adecuadamente, es por esto por lo que se habla del "fenómeno iceberg" de los trastornos depresivos; únicamente presenciamos la punta del iceberg del verdadero panorama de esta enfermedad mental.
La depresión es, ante todo, un trastorno del estado de ánimo. En la persona deprimida parece como si el sufrimiento estuviera encadenado a él y no pudiera despegarse de él.
En un uso coloquial, depresión viene a ser sinónimo de tristeza ante situaciones cotidianas penosas como (frustraciones, muerte de seres queridos, perdida de situación laboral,etc) , pero esto no tiene nada que ver con la enfermedad mental de la depresión.
En psicología el término depresión se utiliza para designar un conjunto de síntomas.
Entre estos, está la tristeza, y en muchas ocasiones el paciente dice sentirse apático o vacío, con pérdida de interés por lo que antes le interesaba y por lo que experimentaba como placentero (anhedonia), además le cuesta expresar lo que siente (alexitimia).
Otra serie de síntomas que presenta la persona que sufre depresión, es la inhibición. El depresivo tiende a hablar poco, moverse lo imprescindible, y a hacer lo mínimo. Todo le supone un esfuerzo enorme. Por esta causa es por lo el enfermo se enfada cuando los familiares le animan a hacer cosas, porque cualquier actividad se convierte en un suplicio. En el lado contrario, algunas personas padecen una gran ansiedad y nerviosismo.
Otra característica de este trastorno; es el tener pensamientos de un modo continuo, con una temática pesimista y derrotista, el futuro es contemplado como un calvario, lleno de problemas irresolubles. Esto tiene como consecuencia falta de concentración y atención, incluso en la realización de tareas cotidianas.
Además este tipo de pacientes tienen una expresión de tristeza, su rostro expresa claramente la preocupación que reina en su cabeza.
El resto de funciones corporales se alteran como: pérdida de apetito, dificultad para dormir con normalidad, deseo sexual, digestiones pesadas, estreñimiento, cefaleas, etc.
Quizás el síntoma más preocupante y serio, es el deseo de morir. La desesperanza mantenida conduce a la aparición de ideas de muerte y , frecuentemente de suicidio, que en ocasiones se intenta llevar a cabo. La depresión es la enfermedad que te quita las ganas de vivir, dentro de mi trabajo, es una de las circunstancias más duras con la que tenemos que tratar cada día.
Por último, decir que es fundamental que cuando una persona sienta algo de lo que he descrito aquí o crea que alguien de su entorno está pasando por algo parecido, acuda a un profesional para que este, haga un buen diagnóstico y un tratamiento adecuado. Que en la mayoría de los casos, habrá que conciliar el tratamiento psiquiátrico (fármacos) con una terapia psicológica de orientación cognitiva-conductual, preferiblemente.