La personalidad es aquello que hace que una persona sea diferente de otra. Se compone de el temperamento (que se nace con él), y de el carácter (que son los rasgos que se desarrollan por la interacción del sujeto con su entorno).
La personalidad es la suma de una serie de rasgos; que son patrones persistentes de forma de percibir,relacionerse o pensar sobre el ambiente y uno mismo. Existe un trastorno de personalidad cuando estas características son inflexibles y como consecuencia causan un gran deterioro de la persona. Este proceso comienza en la adolescencia o incluso anteriormente, y se mantienen a lo largo de la vida adulta con épocas mejores y otras peores. Para que se pueda diagnosticar un trastorno de personalidad el comportamiento de la persona debe ser marcadamente desviado de las normas del medio cultural del sujeto.
Estas personas tienen dificultades para responder de forma flexible y adaptativa a los cambios de la vida normal. Además en épocas de estrés, tienden a empeorar debido a su incapacidad para gestionar dicha ansiedad patológica.
Los trastornos de personalidad no se consideran enfermedades mentales, ya que son personas que razonan adecuadamente y tienen un sentido claro de lo que es realidad. Aunque con frecuencia estas personas no son conscientes de su problema y culpan a los demás de sus propias dificultades.
¿Tienen tratamiento los trastornos de personalidad? Esta cuestión tiene difícil respuesta; ya que hay un problema para delimitar los rasgos normales de la personalidad de los que no lo son. Otro problema es que estas personas no son conscientes de que tengan un problema, con lo que ni se plantean la posibilidad de buscar ayuda.
Hay tres grandes grupos de trastornos de personalidad:
- Sujetos extraños o extravagantes
- Sujetos inmaduros o inestables
- Sujetos temerosos
En próximos artículos iré desarrollando y explicando cada uno de estos tres grupos.