Los profesionales de la psicología que nos dedicamos a realizar Terapia de Pareja, entre otros temas, notamos un pequeño repunte de parejas que vienen en este periodo post vacacional a pedir ayuda. El motivo más frecuente es el clima de peleas y discusiones por la que pasa la relación durante el año, acusándose este hecho más en vacaciones.
En principio, no es que en verano halla más separaciones o rupturas, lo que ocurre es que las parejas que tienen algún tipo de conflicto o problema anterior, en las vacaciones al haber más tiempo para estar juntos chocan más. Además hay que sumar que cuando se tienen hijos, aumentan el número de actividades de ocio y entretenimiento que se tienen que planear, y como consecuencia disminuye el tiempo para disfrutar de momentos solos en pareja. Esto de querer satisfacer los deseos de toda la familia supone un estrés añadido que en muchas ocasiones repercute en la relación ya dañada de por sí.
También se une a todo lo anterior, las altas expectativas que tenemos todos cuando llegan los días de descanso, qué hacen desear de las vacaciones un universo paradisiaco de felicidad y bienestar difícilmente posible. Quizás, por esta razón yo recomiendo a mis pacientes el aprender a disfrutar de pequeños momentos de desconexión y placer a lo largo del año, tanto en familia como en pareja, y no dejar todo el peso de la recompensa por el duro trabajo diario únicamente para el verano.
Sin embargo, las parejas que saben negociar y están en buena consonancia no tienen mayores dificultades durante este periodo estival, es más es un momento positivo y de refuerzo para ellas.
La conclusión no es que haya más crisis de pareja en esta época, sino que las relaciones sentimentales que ya están en una pésima situación junto con todos los ingredientes citados anteriormente, es el cultivo perfecto para que tengan lugar altercados más frecuentes y por esta razón pidan rápidamente ayuda terapéutica en esta estación del año .
Como último, es importante no dejarse llevar por este ambiente de conflictos y discusiones veraniegos, y esperar al menos unas semanas antes de tomar cualquier decisión. En su momento el terapeuta evaluara el estado de la relación en su totalidad, no solo en vacaciones, y valorara si es factible y necesaria la opción de comenzar una terapia de pareja.