Es muy frecuente en consulta que acudan parejas que se encuentran en una situación de degaste terminal y de alejamiento absoluto. Pero aun así, estas parejas son incapaces de tomar la determinación de acabar con su relación, las razones por las que no se separan son muy diversas. Entre ellas, una de las mas dolorosas es el tener hijos pequeños, lo que hace muchas veces que los padres duden por no hacer daño a los menores, pero este tema lo trataré en otro momento.
Otra razón que veo en consulta habitualmente es el miedo a la soledad, lo que hace que ambos miembros se empeñen en intentar reiteradamente seguir con la relación. La incertidumbre de no saber si después de romper se encontrara otra persona con la que tener una relación sentimental es algo con lo que todos en algún momento tras una ruptura nos hemos planteado, y a veces esto hace que la pareja se enrede y no avance.
También hay relaciones en las que sus componentes se obsesionan con la idea irracional de que son el uno para el otro, en este caso no hay motivos claros para su explicación. Quizás habría que evaluar detenidamente y de forma individual a la pareja.
Lo que sí esta claro es que cuando una pareja no se respeta, se ridiculizan mutuamente, están a la defensiva continuamente o se evitan , hay que decir que tienen serios problemas. Seguramente, ellos ya han tenido conversaciones de el estado imposible en el que se encuentran.
Creo. como profesional del cuidado de la salud mental, que llegado a este punto es mas prioritario salvar el bienestar de las personas antes que persistir en arreglar la relación. La terapia de pareja podría decirse que es en este caso un objetivo inviable, porque las personas prevalecen a la relación.
Hay una frase que dice: “las dictaduras mueren matando”, pues se puede también aplicar a algunas relaciones de pareja.